La tiroiditis de Hashimoto es una enfermedad autoinmune crónica que afecta a la glándula tiroides, provocando su inflamación y eventualmente daño en la misma.
Uno de los principales métodos de diagnóstico y seguimiento de esta enfermedad es a través de la analítica, que nos permite medir los niveles de ciertos parámetros en sangre.
¿Qué parámetros de analítica son objetivos a mejorar?
Entre los principales parámetros analíticos a mejorar en pacientes con tiroiditis de Hashimoto se encuentran la TSH, T4 libre y anticuerpos anti-TPO y anti-Tg.
La TSH (hormona estimulante de la tiroides) es producida por la glándula pituitaria y su función es estimular la tiroides para que produzca hormonas tiroideas.
En pacientes con tiroiditis de Hashimoto, la TSH puede estar elevada debido a la falta de producción de hormonas tiroideas por parte de la tiroides inflamada. Por tanto, la reducción de los niveles de TSH es un objetivo importante del tratamiento.
La T4 libre (tiroxina libre) es una hormona tiroidea que se produce en la tiroides y que es responsable de regular el metabolismo. En pacientes con tiroiditis de Hashimoto, los niveles de T4 libre pueden estar reducidos debido al daño en la tiroides.
Por tanto, la monitorización de los niveles de T4 libre es importante para ajustar la dosis de hormonas tiroideas sintéticas que se pueden recetar como parte del tratamiento de la enfermedad.
Por otro lado, los anticuerpos anti-TPO y anti-Tg son indicadores de la presencia de anticuerpos contra la tiroides en el organismo.
Estos anticuerpos son producidos por el sistema inmunológico y atacan a la tiroides, lo que resulta en inflamación y daño en la glándula.
Los niveles de estos anticuerpos pueden ser elevados en pacientes con tiroiditis de Hashimoto, lo que indica la presencia de una respuesta autoinmune en el cuerpo.
El seguimiento de los niveles de estos anticuerpos puede ayudar a evaluar la progresión de la enfermedad y el efecto del tratamiento.

¿Podemos ser capaces de regular estos parámetros a través de la dieta?
Si bien la dieta puede tener un impacto en la salud de la tiroides, es importante tener en cuenta que la tiroiditis de Hashimoto es una enfermedad autoinmune y que requiere un tratamiento médico específico. Por tanto, es poco probable que la dieta pueda regular completamente los principales parámetros analíticos de la enfermedad, como la TSH, T4 libre y anticuerpos anti-TPO y anti-Tg.
Dicho esto, se sabe que algunos nutrientes y alimentos pueden influir en la función de la tiroides y pueden ser útiles como complemento del tratamiento médico.
Objetivos dietéticos generales
Cantidad de yodo diaria: se ha observado que una dieta normal a alta en yodo es beneficiosa para el correcto funcionamiento tiroideo. Si es demasiado alto no es buena por el efecto Wolff-Chaikoff.
Reducción del consumo de gluten: a su vez, como en todas las enfermedades autoinmunes, reducir el consumo de gluten puede reducir la formación de anticuerpos.
Reducir consumo de edulcorantes y té verde.
Abordaje de la subida de peso.
También tenemos que recordar que muchas veces el hipotiroidismo cursa con aumento de peso, si esto sucede deberíamos reducir la densidad calórica de los alimentos, pero no de forma prolongada para evitar adaptaciones del tiroides.
Habría que meter de forma cíclica algunas elevaciones de calorías con carbohidratos de buena calidad (legumbre y tubérculos). Nunca hacer dietas muy bajas de carbohidratos de forma prolongada.
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