La amenorrea hipotalámica funcional (AHF) es una condición que causa la interrupción del ciclo menstrual en ausencia de patología anatómica. Esta afección se debe a la inadecuada estimulación o supresión del eje hipotalámico-hipofisario-ovárico.
La ovulación y el patrón menstrual normal requieren tanto la liberación pulsátil de la hormona liberadora de gonadotropina (GnRH) como de la hormona luteinizante (LH).
En la AHF, varios desencadenantes, incluyendo factores de estrés psicosocial y desequilibrios energéticos, interrumpen la secreción de GnRH y LH, lo que resulta en anovulación y falta de menstruación.
La amenorrea hipotalámica funcional es una afección compleja y multifactorial que afecta a muchas mujeres en edad reproductiva. Comprender su fisiopatología es esencial para el diagnóstico y tratamiento adecuados con un amplio abanico de profesionales sanitarios relacionados.
En este artículo, vamos a ver en detalle la fisiopatología de la AHF y sus impactos en la salud de las mujeres. Además, te dejamos este material gratuito descargable para que puedas explicar fácilmente el proceso a las personas con esta afección en tu consulta.

Tipos de Amenorrea Hipotalámica Funcional
La AHF se puede categorizar en tres tipos según su causa primaria: estrés psicosocial, patrones alimentarios desordenados/restrictivos y/o ejercicio excesivo.
En muchos casos, es una combinación de más de una etiología, con un posible papel de predisposición genética o epigenética.
Impacto del estrés psicosocial
La exposición al estrés psicosocial aumenta la activación del eje hipotalámico-hipofisario-adrenal, lo que a su vez aumenta la secreción de la hormona liberadora de corticotropina (CRH) y glucocorticoides como el cortisol.
Las pacientes con AHF suelen tener niveles elevados de cortisol tanto por la mañana como durante las 24 horas. El aumento de CRH y glucocorticoides puede inhibir el eje HPO a diferentes niveles. Los glucocorticoides actúan directamente sobre las neuronas hipotalámicas de GnRH e inhiben la síntesis y secreción de GnRH.
Además, la evidencia reciente, sugiere que tanto CRH como glucocorticoides pueden interactuar potencialmente con las neuronas kisspeptina en el hipotálamo. Las neuronas kisspeptina secretan la proteína kisspeptina, que estimula directamente la síntesis y liberación de GnRH.
Niveles elevados de estrés se asocian con la disminución de los niveles de kisspeptina.
Se han identificado receptores de hormona liberadora de corticotropina y glucocorticoides en las neuronas kisspeptina, lo que sugiere que CRH y glucocorticoides potencialmente inhiben la síntesis y liberación de kisspeptina.

Impacto del desequilibrio energético-metabólicos
La disponibilidad de energía se define como la diferencia entre la entrada y el gasto de energía, y se debe mantener un nivel mínimo de energía para preservar las funciones corporales normales.
Un estado de baja disponibilidad de energía puede deberse al gasto excesivo de energía (ejercicio excesivo, estado hipermetabólico) y/o a la baja ingesta de energía (patrón alimentario restrictivo o escasez de alimentos).
Aunque el mecanismo exacto es desconocido, se ha asociado la baja disponibilidad de energía con la supresión del eje HPO. Dado que los niveles de GnRH son difíciles de medir, la medición de LH es un índice preciso para la secreción de GnRH.
Disminuir la disponibilidad de energía, al alterar los hábitos dietéticos y de ejercicio por debajo de un umbral determinado en mujeres con ciclos menstruales normales, interrumpe la liberación pulsátil de LH.
Tomamos esto como una respuesta adaptativa que prioriza otras funciones fisiológicas sobre la reproducción en un estado de baja disponibilidad de energía.
La AHF puede ocurrir incluso en mujeres con peso corporal normal, ya que hasta un 40% de las pacientes presentan comportamientos bulímicos y patrones alimentarios restrictivos.
Cuando la AHF resulta de una alimentación restrictiva, el patrón incluye una reducción en la ingesta de grasa y un aumento en la ingesta de fibra.
Además, a pesar de tener un mayor porcentaje de masa magra (músculo), la masa magra total en las pacientes con AHF es menor en comparación con controles de la misma edad. Estos factores resultan en diversos desadaptaciones, disfunciones metabólicas que incluyen niveles más bajos de leptina, adiponectina e insulina, y niveles más altos de grelina.
La leptina y la adiponectina son hormonas anorexígenas (supresoras del apetito) secretadas por el tejido adiposo, mientras que la grelina es una hormona orexígena (estimuladora del apetito) secretada desde el estómago. Además, la insulina es una hormona anorexígena secretada por el páncreas.
Aunque estos factores influyen en el metabolismo de la energía, también actúan directamente sobre las neuronas kisspeptina en el hipotálamo. Los factores anorexígenos como la leptina y la insulina estimulan las neuronas kisspeptina, mientras que los factores orexígenos como la grelina las inhiben.
Impacto de la genética y epigenética
¿Realmente es la raíz del problema?
Pues hay evidencia reciente de que puede existir una predisposición genética para la AHF. Se han identificado varias variantes heterocigotas de genes involucrados en las formas congénitas de deficiencia de GnRH (hipogonadismo hipogonadotrópico idiopático) en mujeres con AHF.
Sin embargo, estas raras variantes génicas también se han encontrado en algunas mujeres con ciclos menstruales normales, lo que sugiere que la AHF puede ser el resultado de la combinación de una predisposición genética junto con factores desencadenantes externos. No causa en sí misma.
La respuesta al estrés también está regulada por la genética.
Por ejemplo, las pacientes con AHF tienen una expresión disminuida del gen del factor neurotrófico derivado del cerebro (BDNF) expresado en el hipotálamo y que está involucrado en la neuroplasticidad.
La neuroplasticidad es la capacidad del sistema nervioso para experimentar cambios estructurales y funcionales adaptativos mediante la alteración de la fuerza de las conexiones neuronales.
Por lo tanto, las mujeres con AHF pueden tener respuestas alteradas al estrés que las predisponen a esta condición. Hasta ahora, no se han estudiado los factores epigenéticos en mujeres con AHF y, por lo tanto, no podemos hablar más sobre ellas.
Aunque la AHF es una consecuencia del estrés, los patrones dietéticos y el ejercicio excesivo, algunas mujeres pueden ser más propensas a la AHF debido a su constitución genética y factores epigenéticos que alteran la producción y función de GnRH.
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La AHF puede ser desencadenada por factores de estrés psicosocial, desequilibrios energéticos y predisposición genética o epigenética. La interacción entre el estrés, el metabolismo y los factores genéticos en esta afección aún se está investigando, y es un área de gran interés en la medicina reproductiva.
Es importante que los profesionales de la salud estén atentos a los síntomas de la AHF y consideren un enfoque multidisciplinario para su manejo, que incluya apoyo psicológico, nutricional y hormonal cuando sea necesario.
Te recomendamos leer la reciente publicación científica: Functional Hypothalamic Amenorrhea: Recognition and Management of a Challenging Diagnosis.