Los ultraprocesados son una de las principales fuentes de preocupación en la alimentación moderna. Estos alimentos altamente procesados, ricos en calorías vacías y bajos en valor nutricional, son una parte significativa de la dieta de muchas personas.
Como profesional de la salud, especialmente si eres un nutricionista, es crucial guiar a tus pacientes para reducir su consumo de ultraprocesados.
Te contamos qué son los ultraprocesados, por qué son problemáticos y te proporcionaremos consejos prácticos para ayudar a tus pacientes a tomar decisiones más saludables.
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¿Qué son los ultraprocesados?
Los ultraprocesados son productos alimenticios que han sido sometidos a múltiples procesos industriales para alterar su naturaleza original.
Estos procesos incluyen la adición de sustancias como grasas saturadas, azúcares, sal, aditivos químicos y conservantes.
Algunos ejemplos comunes de ultraprocesados incluyen galletas, cereales de desayuno azucarados, pasteles, golosinas, patatas fritas, helados, refrescos, embutidos de mala calidad, alimentos precocinados, pan blanco, azúcar de mesa y muchos más.
Por qué debemos reducir el consumo de los mismos
- Escaso valor nutricional: los ultraprocesados tienen poco o ningún valor nutricional. Son ricos en calorías, pero carecen de vitaminas y minerales esenciales.
- Placenteros y adictivos: los sabores intensos de los ultraprocesados pueden alterar los mecanismos de recompensa en el cerebro, lo que hace que sea difícil para las personas controlar su consumo.
- Desvío de alimentos saludables: los sabores intensos de los ultraprocesados pueden desviar a las personas de elegir alimentos más saludables, ya que los alimentos naturales no pueden competir en términos de sabor.
- Ingredientes de mala calidad: los ultraprocesados suelen contener ingredientes baratos y de baja calidad, como harinas refinadas, aceites refinados y azúcares procesados.
- Publicidad agresiva: estos productos suelen estar omnipresentes en la publicidad, lo que genera un deseo constante de consumirlos.
- Compuestos no saludables: los procesos de fabricación de ultraprocesados a menudo generan compuestos dañinos para los consumidores.
- Posible adicción: algunas personas pueden volverse adictas a los ultraprocesados debido al placer que proporcionan, lo que puede llevar a patrones de consumo similares a las drogas.
- Provocan inflamación: los ingredientes y composiciones de los ultraprocesados pueden aumentar la inflamación en el cuerpo, lo que es perjudicial para la salud.
- Aumento del riesgo de enfermedades: el consumo elevado de ultraprocesados se ha relacionado con un mayor riesgo de diversas enfermedades, como obesidad, enfermedades cardiovasculares y diabetes.
- Publicidad engañosa: los fabricantes de ultraprocesados a menudo utilizan tácticas engañosas en su publicidad para hacer que parezcan más saludables de lo que realmente son.
- Consumo generalizado: los ultraprocesados representan casi el 50% de la dieta habitual de muchas personas, lo que es un problema significativo para la salud pública.
Consejos para ayudar a tus pacientes a reducir el consumo de ultraprocesados
Como profesional de la salud, puedes guiar a tus pacientes para que reduzcan el consumo de ultraprocesados y adopten hábitos alimenticios más saludables. Aquí hay algunos consejos clave:
- Planificación de compras: aconseja a tus pacientes que vayan a comprar alimentos con una lista ya planificada. Esto ayudará a evitar compras impulsivas de ultraprocesados.
- Tiempo para cocinar: anima a tus pacientes a dedicar tiempo a la cocina para preparar alimentos a partir de materias primas. Cocinar en casa es una excelente manera de controlar la calidad de los ingredientes.
- Lectura de etiquetas: enséñales a leer las etiquetas de los alimentos, prestando especial atención a la lista de ingredientes y la tabla de información nutricional. Esto les permitirá tomar decisiones más informadas.
- Conciencia del marketing: adviérteles sobre las tácticas engañosas de marketing utilizadas en los productos ultraprocesados. Palabras como “natural” o “light” a menudo son utilizadas de manera engañosa.
- Alternativas saludables procesadas: si tus pacientes tienen poco tiempo, recomiéndales usar alimentos procesados saludables, como legumbres cocidas enlatadas o cremas de verduras envasadas, en lugar de ultraprocesados.


- Planificación de menús: ayúdales a crear un menú semanal o incluso para los días laborables. La planificación de comidas les hará depender menos de alimentos ya preparados.
- Comida preparada en casa: anima a tus pacientes a preparar comida en casa en cantidades que permitan que sobre, de esta manera, tendrán opciones saludables disponibles en todo momento.
En conclusión, como profesional de la salud, tienes un papel fundamental en la educación y el apoyo de tus pacientes para reducir el consumo de ultraprocesados. Los beneficios para la salud de adoptar una dieta más equilibrada y basada en alimentos naturales son significativos, y tus pacientes pueden lograrlo con tu guía y apoyo continuo.
La lucha contra los ultraprocesados es una parte importante de la promoción de la salud y la prevención de enfermedades a largo plazo. ¡Ayuda a tus pacientes a tomar decisiones más saludables y a mejorar su calidad de vida!